El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud declaró pandemia a la enfermedad por COVID-19. Pocos imaginaron en ese momento cómo nuestras vidas iban a cambiar en las siguientes semanas. Días más tarde, se declaró en Argentina el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) a partir del 20 de marzo de 2020, mediante el Decreto de Necesidad y Urgencia 297/2020. A partir de estos eventos, nuestras organizaciones de salud han sufrido un acelerado proceso de adaptación para atender a pacientes afectados por el COVID-19, pero sobre todas las cosas para sobrevivir. Es por esto que me pareció oportuno dejar algunas de las enseñanzas que me está dejando la pandemia del COVID-19.
1- Los cambios han ocurrido de manera tan acelerada que lo que pensamos correcto un día, puede no ser lo correcto días más tarde. En situaciones como la actual, donde la realidad va cambiando día a día, es también necesario actualizar nuestras ideas día a día. Puede ser muy deletéreo para nuestras organizaciones mantener una postura rígida con respecto a una idea, cuando los hechos nos muestran que la realidad ha cambiado.
2- La importancia de la visión. Podría parecer poco terrenal hablar de la visión de nuestras organizaciones en momentos de pandemia, pero es justamente una clara visión lo que debe guiar la toma de decisiones en estos momentos. ¿Qué elementos son importantes y cuáles podemos diferir?
3- Hacer más que explicar. En épocas como esta es imperioso ejecutar las ideas. Las explicaciones son importantes y necesarias, pero concretarlas en hechos hace la diferencia. En su libro Jugarse la Piel, Nassim Taleb dice algo así: “la maldición de la modernidad es que estamos rodeados de personas que son mejores explicando que haciendo”. Comparto esta idea en su totalidad.
4- Datos y más datos. La incertidumbre se trata con datos. A medida que pasan los días, tenemos más datos, propios y de terceros de cómo se desarrolla la pandemia. Debemos procurar que cada decisión que vayamos a tomar esté fundamentada en datos y no en impresiones, sensaciones o miedos. Los datos objetivos son el mejor antídoto contra nuestros sesgos.
5- Desafiar las ideas arraigadas. Días antes de iniciado el ASPO me preguntaba cómo haríamos si la administración del hospital no pudiese asistir a su lugar de trabajo. Eso que sólo fue una idea, pronto se acercaría a la realidad que vivimos. Muchas actividades pasaron a ser remotas y otras no hizo falta hacerlas más porque no eran necesarias. Lamentablemente, tenemos que pasar por una pandemia para ponernos creativos y rediseñar nuestra forma de trabajar.
7- Nuestros equipos de trabajo son lo más importante. Nuestras organizaciones se mantienen por su gente, su trabajo, su esfuerzo y compromiso. Debemos pensar qué impacto tendrán nuestras decisiones en nuestros equipos. Es bueno que las decisiones más difíciles y de mayor impacto para nuestros equipos, estén acompañadas de un porqué que esté validado en datos objetivos.
Liderar una organización en estos momentos es un desafío que nunca hubiera imaginado. La complejidad de la situación actual no tiene precedentes. Nos encontramos en los comienzos, aún nos queda mucho por recorrer. Espero aprender positivamente de esta inédita situación y que el final del camino nos encuentre, a todos, fortalecidos y con salud.