En el post anterior hablamos de qué son los costos, definimos un centro de costos como la unidad de referencia a la cual se le atribuyen los costos, y finalmente diferenciamos los costos directos de los indirectos.
Me parece importante ejemplificar ahora cuál es la importancia de asignar los costos de una manera correcta. Veamos por qué…
Habíamos dicho que la situación ideal sería conocer con exactitud que centro de costos ha incurrido en tal o cual consumo. Los costos directos se rastrean de manera inequívoca al centro de costos, por lo que en primera instancia sería sólo cuestión de saber a quién asignarlos y el 100% de dicho costo directo será imputado al centro que lo ocasionó. Hasta acá no parece tal difícil; sin embargo, la situación se complica un poco más con los costos indirectos. Dijimos también que los costos indirectos se prorratean entre los diferentes centros de costos, es decir que se asigna un porcentaje del mismo a cada uno de los centros. Parecería un hecho sencillo poder asignar un porcentaje a cada uno de los centros de costos, pero lo que en realidad ocurre es que en una empresa se generan una enormidad de costos indirectos y muchas veces no es tan claro en qué proporción contribuye cada centro de costos a su ocurrencia.
Podría parecer que esto es un problema menor, dado que al final del mes la empresa tendrá que pagar sus obligaciones sin importar quién ocasionó el gasto, pero en realidad es sumamente importante saber a quién imputar el costo para gestionar correctamente, más allá que el número final seguirá siendo el mismo.
Supongamos la siguiente situación – a fines prácticos se ejemplificará una situación simplificada para demostrar este punto-: un hospital tiene un quirófano que realiza solamente dos tipos de cirugías, la cirugía A y la cirugía B. Veamos los costos de cada una de las cirugías:
Cirugía A | Cirugía B | |
Honorarios médicos | 2,000 | 2,500 |
Horas de quirófano | 3,000 | 4,500 |
Insumos | 2,500 | 3,000 |
Internación | 3,000 | 5,000 |
Total Costo Directo | 10,500 | 15,000 |
Supongamos que el hospital necesita $20,000 para hacer funcionar los quirófanos. Esto implica a todos gastos que no están incluidos en las horas de quirófanos y son gastos generales compartidos por los dos tipos de cirugías que en este hospital se realizan. Podrían entrar aquí empleados administrativos, tiempo de gestión administrativa de autorizaciones, personal que recibe al paciente, etc, etc. Uno podría estar tentado a asignar un 50% a cada una de las cirugías, siendo así el costo total de la Cirugía A $20,500 y el de la Cirugía B $25,000. A estos valores el hospital les agrega un 10% de margen de rentabilidad y sale a ofrecer al mercado de financiadores la Cirugía A por $22,550 y la Cirugía B por $27,500.
Vamos a asumir que el mercado está dispuesto a pagar $16,000 por la Cirugía A y $35,000 por la cirugía B.
Veamos como quedamos con respecto al mercado:
En este caso los financiadores no comprarían nuestro servicio por la cirugía A ya que estamos pidiendo más de lo que el mercado está dispuesto a pagar y sí nos compraría la cirugía B que estamos vendiéndole a un precio menor que el precio de mercado.
Hasta aquí suena todo lógico (eso espero): nuestro costo es mayor que lo que el mercado quería pagar para una cirugía y menor para otra. Ahora Agreguemos unos detalles para mostrar nuestro punto: en realidad, se hacen 4 cirugías de B cada 1 cirugías de A, por lo tanto el consumo en costo indirecto está en una relación 4 a 1 de B con respecto a A. ¿No será más racional imputar entonces un 80% del costo indirecto a la cirugía B y un 20% a la cirugía A? Veamos como queda:
Cirugía A | Cirugía B | |
Costo directo total | 10,500 | 15,000 |
Costo indirecto | 4,000 | 16,000 |
Margen del 10% | 1,450 | 3,100 |
Precio de venta | 15,950 | 34,100 |
Ahora nuestro precio de venta ha cambiado: $15,950 para la Cirugía A y $34,100 para la cirugía B. Fijense como ahora nuestros precios de venta son más acordes a lo que el mercado nos va a pagar.
De esta manera, podríamos ser competitivos en ambas cirugías e incluso ofrecer nuestro precio algo más bajo que lo que el mercado pagaría y vender así nuestros dos servicios.
Debe quedar claro que al final del día nuestro costo final será el mismo, sólo se trata de asignar cada costo de manera adecuada a quien incurre en el mismo y de esta manera tomar las decisiones correctas.