Válvula de Heimlich, ¿qué es y cómo se usa correctamente?

La válvula de Heimlich es un dispositivo que permite el flujo unidireccional de aire.
Conectada al extremo de un drenaje pleural, deja salir el aire del tórax e impide que vuelva a entrar. Su mecanismo interno actúa como una válvula antirretorno.

A diferencia de los sistemas de drenaje con sello de agua, la válvula de Heimlich no requiere líquido para funcionar. Esta característica la hace práctica, liviana y fácil de manejar fuera del ámbito hospitalario.

Existen distintos modelos:

  • Algunas incluyen un reservorio para coleccionar líquido pleural.
  • Otras carecen de reservorio y solo permiten el paso del aire.
    En todos los casos, la función es la misma: mantener el flujo unidireccional de aire hacia el exterior.
Válvulas de Heimlich con y sin reservorio para líquido

¿Cuándo se indica una válvula de Heimlich?

La indicación principal es la fuga aérea.
Tradicionalmente se reservaba para fugas prolongadas (más de 5–7 días), aunque hoy se utiliza también en fugas más recientes.

Es habitual que un paciente evolucione bien tras una cirugía pulmonar, pero permanezca internado solo por la persistencia de una fuga aérea. Esto puede ocurrir desde el segundo día postoperatorio.
En esos casos, es posible ofrecer una alternativa: ir a casa con el drenaje conectado a una válvula de Heimlich, en lugar de permanecer internado hasta que la fuga cese.


Colocación y control

La válvula se conecta directamente al extremo del tubo pleural.
Si el modelo no cuenta con reservorio, es recomendable adaptar uno para recolectar el eventual líquido pleural y evitar pérdidas o goteos. Puede emplearse un pequeño frasco bitubulado o, como en la imagen, un frasco de colección urinaria pediátrica adaptado con orificios que permitan la salida segura del aire.

Es fundamental educar al paciente:

  • Explicar el funcionamiento de la válvula y los sonidos normales que puede escuchar al respirar.
  • Indicarle que se comunique si deja de oír el paso del aire, ya que esto suele indicar que la fuga se resolvió.
  • Enseñarle los cuidados del sitio de drenaje y qué hacer si la válvula se desconecta o se daña.

Seguimiento

Unas horas después de colocar la válvula, se realiza una radiografía de tórax para confirmar que el pulmón permanezca expandido.
Si la imagen es satisfactoria, el paciente puede regresar a su casa.

En el seguimiento ambulatorio, suelo realizar controles cada tres días para verificar el funcionamiento del sistema.
Cuando confirmamos que la fuga aérea se resolvió, retiramos el tubo pleural en el consultorio.


Conclusión

El uso de válvulas de Heimlich nos ha permitido acortar significativamente las internaciones en pacientes con fugas aéreas.
No es necesario esperar varios días para considerarlas: su utilización temprana mejora la recuperación y permite al paciente continuar su tratamiento en la comodidad de su hogar.


¿Qué experiencias tienen ustedes con el uso de válvulas de Heimlich?
Los leo en los comentarios.

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